Los superintendentes viajantes (Parte 2)

«Las Escrituras Griegas Cristianas mencionan frecuentemente a Bernabé y al apóstol Pablo. Estos hombres eran superintendentes viajantes que visitaban a las congregaciones de aquel tiempo. ¿Qué los motivaba? El interés genuino en el bienestar de sus hermanos espirituales. Pablo manifestó su deseo de volver a visitar a los hermanos para ver cómo les iba. No le importaba recorrer cientos de kilómetros con tal de fortalecerlos (Hechos 15:36). El mismo sentimiento impulsa a los superintendentes viajantes del día actual.» – ¿Quiénes hacen la voluntad de Jehová en nuestros días?, lección 17, pág. 20

En la primera parte de esta entrada, decíamos que la teoría respecto al papel que juegan los superintendentes viajantes difiere mucho de la triste realidad que envuelve sus visitas semestrales a las congregaciones. Por ejemplo, el folleto citado hace un momento, indica que sus dos objetivos principales al visitar a una congregación son «animar» y «mostrar interés» por los hermanos.

Sin embargo, no resulta raro descubrir que detrás de esos motivos tan inocentes y positivos, se ocultan verdaderos lobos en pieles de oveja, dispuestos a destrozar a todo aquel que haya dejado de comulgar al 100% con las enseñanzas y procedimientos dictados por esta organización. Tal fue el caso del matrimonio de David y Maritza Fuentes quienes fueron severamente maltratados por aquellos que en alguna ocasión los identificaban como sus hermanos, principalmente a partir de la visita de un superintendente de circuito llamado José M. del Toro (actualmente ellos administran el foro de discusión extj.com; también puede leer parte del testimonio de David haciendo clic AQUÍ y parte de la experiencia de Maritza haciendo clic AQUÍ).

A los ojos de muchos hermanos, las visitas de los viajantes pasan sin pena ni gloria; realmente son los ancianos, los siervos ministeriales y hasta los precursores regulares quienes por lo general, pueden percibir en su máxima expresión los verdaderos motivos detrás de estos hombres a los que les encanta que les laman las botas y les rindan veneración. Sigamos considerando aspectos que confirman todos estos dichos, completando los puntos que mencionamos en la primera parte de esta entrada:

  • En tono orgulloso, hacen preguntas desde la plataforma sin importarles si hacen quedar en ridículo a algunos miembros de la congregación. Muchos de ellos, maltratan a las ovejas al darle el giro que sea necesario a sus discursos de servicio a fin de SEÑALAR o expresar SU OPINIÓN respecto a la vida, gustos y hábitos de los publicadores. En cuestión de días durante la semana que pasan con la congregación, presumen ser más expertos que los mismos publicadores sobre cómo hacer las cosas. Artículos como el publicado en la Atalaya 15 de octubre de 2008, pág. 23, párrs. 13-14 los envalentonan a tener este proceder olvidando que su misma organización humana también ha hablado en contra de quienes MALTRATAN de ese modo a los demás. La Atalaya 15 de septiembre de 1995, pág. 30 dice a este respecto:

Los ancianos rendirán cuenta de su trato a las ovejas de Jehová. (Hebreos 13:17.) Sus palabras repercuten en la vida de los demás. Por consiguiente, el que es anciano ha de cuidarse de expresar sus opiniones y de maltratar a las ovejas, como hacían los fariseos. Debe esforzarse por mostrar el amor profundo que manifestó Jesús. Siempre que enseñe, y sobre todo cuando atienda asuntos judiciales, tiene que medir sus palabras, y no debe hablar con ligereza ni expresar meras ideas personales. Si se apoya firmemente en Jehová, en su Palabra y en las directrices de Su organización, el pastor recibirá abundantes bendiciones divinas en vez de “un juicio más severo”.

  • Su modo de vida que ellos consideran «abnegado» los empieza a cegar y con el paso de los años, empiezan a ser criticones y peor aún, a desdeñar el que los hermanos tengan algún trabajo o algún logro a nivel seglar. Envalentonados por varios dichos que de manera sutil, su «esclavo» hace al respecto, no logran comprender el ‘día a día’ de los publicadores. Su distancia de la vida «REAL» los hace elevarse a una nube que les impide comprender la forma de vivir de los demás. Tristemente, muchos de ellos se estrellan abruptamente contra dicha REALIDAD cuando enfrentan un embarazo, algún problema de salud o simplemente la edad avanzada. Aún así, muchos prefieren la ceguera antes que reconocer el dolor que les causa que la organización a la que antes se invitaba a dedicar la vida (ahora la invitación es más descarada, únicamente es temporal o mientras alguien sea de utilidad), en tales circunstancias les da la espalda. En la mayoría de los casos, son las ovejitas de Jehová las que los sacan adelante cuando tienen que enfrentar la cruda realidad.

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  • Contrario al relato de Hechos 8:9-24 y lo que su «esclavo fiel y discreto» publicó alguna vez al respecto (w86 15/8 pág. 15, párr. 9), varios son culpables de simonía a la hora de repartir privilegios. Peor aún, se vuelven encajosos con muchos hermanos, principalmente cuando ven que tienen cierta posibilidad en sentido económico (allí si los quieren) para así tener viajes, regalos y demás «bendiciones» que en muchos casos consideran bien ganadas en vista de estar dedicando su vida a la organización de Jehová.

Ciertamente, alguien podría decir que así como hemos señalado todas estas «características» negativas (y tantas más que faltan), deberíamos señalar las positivas de aquellos que como admitimos con honestidad al principio, no encajan en esta descripción. Sin embargo, el blog original donde se publicó esta entrada se llamaba «Pensamientos Reprimidos» y servía como válvula de escape a muchas opiniones que en ese momento era necesario reprimir en torno a estar organización. Aquellos contados viajantes que aún se esfuerzan por REALMENTE dar su atención y apoyo sincero a los hermanos en las congregaciones no generan represión alguna sino que al contrario, uno los aplaude y aprecia.

La cosa es que, nuevamente el llamado «esclavo fiel y discreto», ha publicado mucha información sobre lo que sería el mundo ideal. Lamentablemente, tras bambalinas, a los superintentendes (viajantes y en las congregaciones también) se les pide que sean «observadores», que se fijen en la vida de los hermanos so pretexto de «poder ayudarlos». Y bajo dicho argumento, tenemos a un ejercito de hombres dispuestos a meter la nariz donde nadie los llama y erigirse en los fariseos del siglo XXI. Sería ingenuo no reconocer que la forma de ser de muchos viajantes y ancianos hoy por hoy, está más que auspiciada por la organización que los nombra (directa o indirectamente).

Quienes tienen que aguantar estas actitudes cada reunión (en el caso de los ancianos) o cada 6 meses cuando el superintendente viajante aparece en sus congregaciones, son las pobres ovejitas, gente humilde en muchos casos que idealiza a estos personajes como verdaderos «ejemplos de fe». En toda esta narración, decidí dejar de lado el aspecto culinario al que someten a las familias en sus visitas ya que, quiero pensar que cuando ellos o sus esposas establecen un menú, lo hacen por recomendación médica o por el simple derecho que tienen a solicitar algo que les guste. Lamentablemente, son muchos los que no lo hacen así pero, ante los puntos señalados en las 2 entradas dedicadas a este tema, creo que la parte alimentaria pierde relevancia.

Hechos 20:33-35 – Nunca he querido la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes bien saben que yo mismo trabajé para atender mis necesidades y las de los que estaban conmigo. Siempre les mostré que deben trabajar así y ayudar a los débiles. Les recordé esto que dijo el Señor Jesús: “Uno es más afortunado cuando da que cuando recibe”».

4 comentarios en “Los superintendentes viajantes (Parte 2)

  1. La verdad siempre recibí ánimo de ellos . Yo lo fui durante 5 años y por un accidente tuve que desistir del privilegio. Comencé a trabajar en una empresa y aun sirvo como anciano. Se nota por el tono de sus palabras que hay mucho resentimiento. Simplemente si no quieres pertenecer pues no perteneces y ya. No envenenes tu corazón de odio.

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  2. en mis 20 años, sali al ministerio maximo 4 veces, 2 veces les invité a comer….perojamás tuve una visita en mi casa.Vale que he sido muy ermitaño con la autoridad siempre,tanto a nivel secular como religioso. Estuve unos 5 o 6 reuniones con ellos y los ancianos y siervos ministeriales.Todo lo que que traen en la agenda es preprogramado.En realidad poco de estimulo personal se recibe de ellos.

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